jueves, 17 de noviembre de 2005

El peor de sus días

Una saeta cruzaba veloz el viento, Firme y segura avanzaba hacia su objetivo mientras que giraba sobre si misma. La flecha volaba firmemente hasta el momento en que cumplió su objetivo: Introducirse en la garganta del único guardia que podía ver la entrada al recinto.

Cuando el sordo ruido de la caída del cadáver se produjo, hubo un movimiento entre las sombras del bosque, el cual nadie advirtió, pues el Experimentado explorador Elfo y su Lobo sabían como debían moverse entre las tierras de un bosque. Con gran maestría y sigilo, los dos compañeros se introdujeron en el campamento de leñadores para “convencer” al capataz de que dejaran en paz el bosque que los vio crecer.

El Lobo y el Elfo se movieron con cautela por el campamento, pues no querían despertar a ningún leñador antes de encontrar al Capataz. Paseando por el campamento vieron una tienda de campaña más lujosa que la del resto, ahí es donde se encontraría el capataz. Sin perder ningún segundo se dirigieron hacia la entrada de la tienda pero, cuando fueron a entrar, comenzó a sonar una campanilla por todo el campamento, un conjuro de alarma protegía la tienda de campaña. Al instante aparecieron varios leñadores y un par de guardias para impedirles el paso a la tienda y proteger a su capataz. El Elfo y el Lobo se lanzaron al ataque.

Desenvainando su espada, el Elfo se dirigió hacia los hombres que venían por su izquierda, mientras tanto el Lobo hacia lo propio con los hombres de la derecha. Con el sonido del entrechocar de los metales afilados comenzó una batalla en la que el Elfo ganaba terreno poco a poco, con un giro a la izquierda paró la primera estocada de un guardia, se agacho, hizo una finta y clavo su espada en el vientre del hombre, dejándole malherido y obligándole a abandonar la lucha. A este ritmo el combate duraría muy poco y podrían acabar con lo que vinieron a hacer antes de la media noche.

Ya habían caído dos hombres más bajo el acero del Elfo cuando este giro ciento ochenta grados para enfrentarse a otro hombre que se acercaba por su espalda. El Elfo no pudo evitar ver la escena que acontecía a pocos metros de donde se encontraba: Su Lobo estaba dando muerte al hombre sobre el que estaba encima, mordiéndole la yugular mientras que le sujetaba con sus grandes patas, para que no se escapará, mientras, un leñador, elevaba su hacha sobre el mamífero. El Elfo se movió hacia su fiel compañero para socorrerlo, pero se encontró con el arma del hombre que le flanqueaba el paso. Sin poder llegar hacia su compañero, lo único que pudo hacer, fue ver como el hacha bajaba velozmente hacia el cráneo del Lobo.

El Lobo se dio cuenta demasiado tarde de la situación y aunque se movió, no pudo evitar que el hacha atravesase lo suficiente su cráneo como para matarlo. El Elfo cayó de rodillas al ver el resultado de la escena, soltando su arma y llevándose las manos a la cara comenzó a llorar por su fiel amigo. Un fuerte golpe en la nuca le hizo perder el conocimiento.

Cuando despertó el Elfo unas grandes oleadas de dolor que partían de su nuca se desplazaban hacia su cerebro para provocarle un gran malestar, También sentía como los nervios de muñecas y tobillos chillaban de dolor. Al abrir los ojos y mirar alrededor vio que estaba en una sala vacía, con solo una cama, sobre la cual estaba tumbado. Unas fuertes correas sujetaban sus muñecas y tobillos, dejándolo casi inmovilizado. Mientras intentaba recordar como había llegado a ese punto, una imagen se poso sobre su cabeza. Era la imagen de la muerte de su único amigo.

Le había fallado, no fue capaz de ir en su ayuda. Todo era culpa suya, si hubiese echo caso a Eliet, su líder, nunca había pasado esto. Una y otra vez se repetía la misma imagen en su cabeza. El hacha, ese maldito hachazo había cercenado la vida de su amigo mientras el se había quedado mirando. ¡No había echo nada! Empezó a revolverse en la cama, quería enfrentarse a todos, quería correr la misma suerte que su amigo. ¿Cómo? ¿Cómo iba ahora a seguir? ¿Cómo iba a poder cargar con su enorme pesar? ¿Cómo iba a vivir?

Ceso de revolverse en la cama, se calmo dando paso al torrente de amargura que le asaltaba. Recordó el día en que conoció a su compañero, el día en que le libero de un cepo de cazador, cuando se bañaban juntos en el agua del lago. Un llanto afloro por sus ojos, los cerró y dejo que las lágrimas corrieran lentamente por su mejilla.

Una suave brisa acaricio su piel, despertándolo y alejándolo un poco de sus apenados pensamientos. Miro a su alrededor y no vio la sala en la que estaba, sino un bosque otoñal. El terreno estaba cubierto de hojas marrones y amarillas que se mezclaban con el color pardo de la tierra y el marrón oscuro de las cortezas de las raíces de los árboles que sobresalían del suelo. Los sauces llorones se movían lentamente al son de la brisa que circulaba entre las débiles ramas de estos abatidos árboles. Tumbado a la sombra de un sauce, estaba su lobo, cuando quiso levantarse para reunirse con el, se dio cuenta de que seguía atado a esa extraña cama. ¿Qué broma era esa?

El Lobo se levanto, miro a su antiguo compañero y comenzó a gruñirle. El Elfo estaba asustado, nunca se había comportado así su hermoso lobo, nunca le había gruñido. El lobo se dio la vuelta y desapareció, estaba claro que el espíritu de su amigo lo culpaba de su muerte. ¿Cuánto más duraría su pesadilla?

Una puerta se abrió. Miro a su alrededor y vio que se encontraba en una habitación con paredes blancas y una ventana con rejas, por la que entraba la débil luz del sol. ¿Qué era esto? ¿Brujería? Una muchacha vestida con una bata blanca se acerco a el con una aguja en la mano, El Elfo trato de resolverse, pero las ataduras lo agarraban fuertemente a la cama.

—Tranquilízate, no te haré daño.

La mujer le inyecto el liquido de la jeringuilla y salio de la habitación. Un gran sopor hizo le domino sumiéndolo en un profundo sueño, el cual solo le permitió oír el sonido de la puerta al cerrarse.

—Cyntia, ¿Cómo se encuentra Jack?
—Ya se encuentra mejor, le he dado un sedante para que se tranquilice. Cuando he entrado en la habitación, se ha asustado al verme.
—Pero si llevas siendo su enfermera desde que ingresó. Hace casi dos años.
—Lo se, pero esta vez a tenido una fuerte crisis. Tendré que hablar con el Dr. Ramoray para ver que opina.
—¿Qué ha sido esta vez? ¿Napoleón?
—No. No sé que fue, pero no paraba de repetir que él era el culpable de que su lobo hubiera muerto. No se que pasaría por su mente, pero Napoleón nunca tubo lobos como mascotas.

martes, 8 de noviembre de 2005

Buno

—¡¡¡¡Ya está bien!!!! —gritó el maestro Nañeak— ¡Castigado contra la pared! ¡Y no quiero oír ni una sola palabra más! ¡De ninguno! ¡Poneos a estudiar el 5º temario! Que falta os hace.

Buno se levantó de su asiento con la cabeza gacha y se dirigió a la pared mientras que sus compañeros de clase cuchicheaban en voz baja para que no pudiera oírlos ni el, ni el profesor Nañeak.

—¡He dicho que os calléis! —Volvió a repetir a gritos.

La verdad es que el maestro Nañeak era bastante irascible y el comportamiento de Buno no hacia más que disminuir la poca paciencia que tenia con los niños.

Buno era un buen chico, no se portaba mal, era sincero, generoso y muy inteligente; y ese era el problema. Buno no podía resistirse a corregir a la gente cuando veía que cometían un error y, en la case de matemáticas del profesor Nañeak, no podía evitar corregir al profesor cuando este se equivocaba, cosa que solía ocurrir con frecuencia.

El Profesor Nañeak ya estaba entrado en años, apunto de jubilarse, y con los años se había vuelto bastante despistado. Siempre que se equivocaba aparecía la mano de Buno levantada, si le ignoraba, Buno no se frenaba y decía lo que tenia que decir en voz alta. El profesor detestaba que un niñato de cinco años le corrigiera a él, que tenia unas oposiciones, una carrera y cuarenta y tres años de experiencia. No, ese mocoso no se iba a salir con la suya.

El timbre de la escuela sonó, sacando a todos de la concentración que reinaba debido al silencio que habitaba en la clase. Los críos comenzaron a recoger para irse a casa, y Buno se dirigió hacia su asiento para hacer lo mismo que sus compañeros.

—Buno —dijo el Profesor con voz severa—. No te marches. Hoy te quedaras una hora más.
—¿Estoy castigado? —Preguntó asombrado Buno— pero...
—No quiero oír tus protestas —le cortó Nañeak—. Debes aprender a respetar a tus mayores.
—Pero...
—¡He dicho que nada de protestas! —Le volvió a cortar el profesor levantando la voz—. Si sigues con esta actitud no tendré más remedio que suspenderte.

Nañeak saboreo con deleite sus últimas palabras, pues sabia muy bien que el chico nunca había suspendido una asignatura, bueno, para ser exactos, nunca había sacado una nota menor a un sobresaliente. Normalmente Nañeak castigaba a sus alumnos con el suficiente número de ejercicios como para tener que terminarlos en su casa, pero el caso de Buno era especial, pues sabía que podría terminar todos los ejercicios antes de que pasase esa hora de castigo, por lo que decidió volverle a mandar contra la pared.

Buno no comprendía el porque del castigo, no había echo nada malo. Tan solo le había corregido al profesor Nañeak cuando se había equivocado en el resultado de una división. ¿Por qué le decía que le suspendería? No podría aguantar un suspenso, el siempre aprobaba, era lo que más le gustaba hacer.

—Toc, toc. —Era la voz del director Yaguin. Estaba en la puerta con unos papeles en la mano—. ¡Hola Buno! ¿Qué haces aún aquí?
—Está castigado —contestó fríamente Nañeak.
—¡Oh! Profesor, ¿Puedo hablar con usted un momento? —Solicitó Yaguin— En el aula de al lado, por favor.
—Claro.

El profesor Nañeak se levantó de su asiento y se dirigió a la clase de enfrente seguido del director Yaguin. Buno se quedó en su sitio, intentando escuchar la conversación de enfrente, pues cometieron el error de no cerrar las puertas.

—¿De qué se trata? —Pregunto Nañeak.
—Verá —comenzó diciendo Yaguin— han venido unos representantes de la escuela de genios del estado para evaluar la posible incorporación de Buno en dicha escuela.
—¡¿Qué?! —Preguntó exaltado Nañeak—. ¿Ese mocoso va a ir a una escuela de genios?
—Si —contestó con paciencia el director—. A parte de las notas, las cuales son excepcionales, necesitan la firma de todos sus profesores diciendo que es lo suficientemente inteligente como para ingresar en la escuela.
—No firmaré ese papel —replicó con desdén Nañeak.
—Si lo hará, porque si no lo hace, le abriré expediente con todas las cosas que he pasado por alto de su comportamiento, será despedido y me aseguraré de que no vuelva a trabajar en ninguna escuela.
—Déme ese papel —dijo Nañeak con los ojos abordados por la ira.

El Director Yaguin se dirigió hacia el aula donde se encontraba Buno mientras que este soñaba con todas las cosas que iba a hacer cuando ingresara en la escuela de genios.
—Buno, ya puedes irte a casa —le dijo el director sacándole de sus pensamientos—. Y haz el favor de decirle a tu padre que tengo que hablar con el, tengo una buena noticia para los dos.

miércoles, 7 de septiembre de 2005

Su destino

En la penumbra de una noche de verano que estaba presidida por la más blanca luna nueva, un joven Elfo de los bosques buscaba algo de fruta para calmar los quejidos de su estomago vacío. Mientras estaba subido en la copa de un manzano, un leve susurro se levantó del suelo. Miro a sus espaldas, y miro al suelo pero no vio indicios de la procedencia de ese suave sonido —será el viento —pensó el elfo mientras volvía a su actual ocupación. En ese momento el viento se levantó con la suficiente fuerza, como para hacer que el Elfo se tuviese que agarrar fuerte a las ramas del árbol para no caer.

—¡Vangarë! —llamó el viento.
—¿Qui... Quién me llama? —preguntó el asustado elfo mirando a todos lados.
—Mi nombre es Atrysia —dijo el viento mientras que tomaba una forma casi humana—. Necesito tu ayuda.
—¿Y por qué debería ayudarte? —replicó Vangarë.
—Porque ese es tu destino —sentenció Atrysia.

El joven Vangarë quedo pensativo ante estas palabras, porque al fin y al cabo, si alguien tan poderosa como Atrysia pedía su ayuda diciendo que ese era su destino, es porque verdaderamente el sería el único en poder ayudarla. Si no fuera así ¿Por qué acudiría a un elfo vagabundo?

Vangarë acepto la misión, así como la espada que Atrysia tenia para el, y las indicaciones de hacia donde dirigirse y qué hacer. Después de un largo camino por tierras abruptas en las que no encontró nada, ni tan siquiera un enemigo, Vangarë llego a la cueva indicada por Atrysia y se introdujo en ella sin dudarlo ni un instante.

Mientras se movía por la oscuridad, sintió que se clavaban en el un millón de miradas que estudiaban sus movimientos con grandioso interés. Llego a una gran caverna y miro en rededor, buscando algún túnel para seguir su camino, pero con aquella oscuridad no podía discernir nada más allá de sus narices. Inesperadamente, se produjo un resplandor en su espalda, y dándose media vuelta, descubrió que era un hechizo dirigido contra su persona. El hechizo dio de lleno a Vangarë, el cual quedó inmovilizado por efecto de este. Unas antorchas llenaron el lugar de luz y, entre los innumerables rostros, reconoció a Atrysia:

—Gracias por venir hasta aquí —dijo Atrysia— pues con ese acto me has ayudado a saldar mi deuda con esta gente. Tranquilízate, también cumplirás con tu destino. Servirás de conejillo de indias para los experimentos de estos señores.

martes, 6 de septiembre de 2005

Gigante gaseoso - Reto cuentista sediciano

Los temas: génesis-agua-contacto-descanso-contaminación-parque de atracciones-desierto


Todas las noches tengo el mismo sueño. Aparezco en un parque de atracciones, a plena luz del día. Todas las atracciones funcionan a su ritmo normal y el sonido de los raíles de las montañas rusas se propaga por todo el recinto, pero no hay nadie en el. Nadie monta en las atracciones, nadie compra en los puestos, nadie descansa en los bancos. No hay nadie.

Avanzo hasta el centro del parque, explorándolo y esperando encontrarme con alguien, pero nada. Llego a una plaza que esta vacía y caigo de rodillas presa de la desesperación.

El suelo comienza a temblar, me levanto despacio y miro en derredor, no veo indicios de ese temblor, debe ser un terremoto. Revientan las alcantarillas a mí al rededor, liberando un gas verdoso, el cual sale con muchísimo ímpetu hacia arriba, formando una nube gaseosa.

En mi mano derecha tengo una mascarilla, la cual me pongo inmediatamente, pues dudo que ese gas verdoso sea beneficioso para mi organismo.

La enorme masa gaseosa comienza a tomar una forma definida, la forma de un gigante. Me asusto y huyo, salgo de ahí corriendo pero tropiezo y caigo. El gigante gaseoso se percata de mi presencia. Me mira. Le miro. Avanza raudo hacia mí. Me levanto y corro, corro hasta el limite de mi resistencia, pero el Gigante me alcanza, me rodea y me sumerge en su gas verdoso, obligándome a introducirle en mi interior, obligándome a ser parte de el, al igual que es parte mía.

Caigo al suelo y toso. Estoy en mi dormitorio.

lunes, 5 de septiembre de 2005

La Lluvia

Una nueva era se inicia, de eso no me cabe duda. Llevamos una semana con lluvia continua, pero no cualquier lluvia, pues el agua que cae de los cielos destroza poco a poco las casas, los coches e incluso los arboles.

Esto es lo que nos merecemos, por tratar de esa manera a nuestro suelo, contaminando el aire y el agua. De esa mezcla ha salido este nuevo tipo de agua ácida que corroe todo lo que toca, mientras cae violentamente de nuestros cielos.

Las plantas y animales hace ya tiempo que murieron, pues es imposible sobrevivir a este bombardeo que nos hace la naturaleza para castigarnos con los mismos recursos con los que nosotros le castigamos a ella.

Estamos encerrados en un bunker anti-nuclear, el cual esta diseñado para resistir esta tormenta, en previsión de una posible guerra nuclear, pero lo malo es que no tenemos recursos para sobrevivir aquí dentro.

¿De quién fue la idea de construir un refugio de tales características y no poner alimento y agua para sobrevivir?

La verdad es que estoy cansado, pero no quiero dormir, es posible que no quiera ver lo que ocurre mañana. Poco a poco, el sopor se adueña de mi, mientras que el mortal replicar del agua al chocar contra el metal hace que me sumerja en un profundo sueño.

No lo aguanto más... me voy a dormir, y que mañana sea lo que Gea quiera.

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Esto es un nuevo experimento de "Al otro lado del espejo" de Sedice, el cual consiste en ir escribiendo cuentos, mientras se van acumulando los temas obligatorios para esos cuentos.

martes, 30 de agosto de 2005

Necesito Salir

No, No puedo seguir así, no puedo seguir aquí. Tengo que evadirme. Ojalá fuera sencillo salir de aquí, tan sencillo como dirigirse hacia la puerta y marcharse, pero por desgracia, esta vida no tiene soluciones fáciles, no existen los caminos libres de obstáculos que conduzcan hacia la salida.

En un primer momento me pareció una buena idea, aunque precipitada. Nunca pensé que llegaría a este punto de hastío. Todo comenzó en una madrugada cualquiera en la que acepté entrar en este lugar, me lo pusieron todo del color de las grandes rosas y tentado por lo que me ofrecían acepte a entrar. Al principio lo único que hacia era aprende y asimilar conocimientos que más tarde utilizaría para desenvolverme, pero fue todo muy básico. Nadie me dijo que se esperaba de mí, que tenia que hacer, como tenia que pensar, como hablar o sentir. Tuve que encontrar mi propio método, el cual no es el más acertado y puede llegar a molestar a otras personas que comparten mi espacio conmigo.

Cuando terminé de reunir todas las enseñanzas que me ofrecieron, me dejaron suelto, e ilusionado, comencé a interactuar con lo que se me ofrecía. Por desgracia, nadie me dijo, nadie me advirtió, que todo lo que hacia tendría su consecuencia, que de mis actos dependerían mis futuras posibilidades, y de las de otra gente. Muchas consecuencias se tornaron oscuras, amargas y malignas, pero continué con mis derroteros diciéndome que era lo mejor que podía hacer, ahora no se si estaba en lo cierto.

Hubo una situación en concreto que hizo cambiar mi perspectiva, mi forma de ver este lugar. Vi que todo lo que hacía podría tener una trágica consecuencia para mis amigos, pero por desgracia, mi inacción también vendría con consecuencias nefastas, busque algo para arreglarlo, pero mientras tanto tendría que seguir jugando a este burdo juego. Qué ironía, cuando yo entre creía que solo había buenas cosas, con el paso del tiempo ha habido muchas, no lo niego, pero las que no entran dentro de esta categoría, me descolocan y no puedo con ellas.

Buscando posibles soluciones, solo encontré una puerta para salir de aquí, una puerta que se puede acceder por multitud de diferentes caminos. Lo malo es que no quiero atravesar el umbral de aquella puerta. Tengo miedo de lo que pueda haber o no haber detrás de la puerta y, aunque sé que la atravesaré tarde o temprano, no me dirigiré a ella de forma voluntaria. No me queda más remedio que permanecer aquí y seguir desenvolviéndome y eligiendo que hacer, hasta que encuentre una salida alternativa.

jueves, 28 de julio de 2005

Diablillos Traviesos

Otra vez vuelve la invasión. Esos diminutos diablillos que se introducen por las fosas nasales a mi cuerpo y le provocan inestabilidad y reacciones impropias de él. Esos Imps indeseables penetran por todas las defensas de mi cuerpo debilitándolo, pero curiosamente nunca les interesó entrar en puntos vitales de mi organismo. Se limitan a jugar con el, hasta que se cansan y deciden irse.

Es curioso, pues siempre actúan de la misma forma y mis protecciones nunca son lo suficientemente eficaces como para detenerlos a tiempo. Lo primero que hacen es ir hacia las fosas nasales, para hacer una superproducción de los viscosos líquidos que allí se preparan, no me preguntéis el por qué, pero parece ser que les gusta bañarse en ellos. Más tarde suben hacia el cerebro, donde juegan al escondite entre sus recovecos haciendo que pierdas la concentración, y en casos extremos, hasta la orientación.

No contento con eso, algunos de ellos prefieren viajar hasta los ojos y la frente para aplicar allí fuegos propios de los infiernos que normalmente habitan. Después se desplazan hacia la garganta, donde sus primitivos tridentes realizan el trabajo de excavación que parecen realizar en esos lares. Sus pinchazos en ese lugar hacen que no puedas alimentarte como quisieras.

Finalmente, cuando crees que no aguantarás ni un día más, los diablillos se esfuman y los efectos de sus travesuras comienzan a remitir, tus pensamientos se sitúan en una postura natural de aberración a los imp’s pero por mucho que te alegres de su desaparición, sabes que volverás a encontrártelos en un momento.

El Bosque

Cuenta una leyenda, que en el corazón del bosque de syrevi habitan unas hadas diminutas, de apenas unos milímetros de altura y envergadura, pero con un poder mágico mayor que cualquier mago que habite en este mundo. Según la leyenda, estas hadas son protectoras de uno de los grandes secretos de la naturaleza, uno que no puede conocerlo ningún ser humano, pues los humanos no sabríamos utilizarlo sabiamente, y abusaríamos de este poder corrompiéndolo y posteriormente destruyéndolo.

Sé que esto es una simple leyenda, y también se que vosotros no creeréis en ella, pero os aseguro que algo protege al corazón del bosque de syrevi. Muchos han recorrido este bosque de arriba a abajo, pero nadie ha conseguido penetrar en aquellos lugares que el bosque no quiere que se entre.

He hablado con varios exploradores expertos de la zona, y todos me han dicho más o menos lo mismo. En el corazón del bosque se alza una pequeña colina, en su base y cuerpo, la colina esta cubierta de espesa vegetación (Igual que el resto del bosque), pero en la cima no existe ningún árbol, solo un verde prado. Nunca han podido acceder a ella, pero no a causa de la maleza, simplemente no me han dado ninguna causa lógica de porque no pudieron acceder a la colina.

Mañana partiré hacia la colina.

He conseguido una Gema de anti-magia, un poderoso artefacto capaz de crear un campo que anula toda la magia que esta dentro de su radio de acción. Si la leyenda es cierta, con esta gema podré acceder a la colina y descubrir los secretos que esconde.

He dejado este escrito encima de mi mesa. Puesto que vivo solo, no creo que nadie lo lea hasta dentro de mucho tiempo. Evitaré que se lea, pues lo destruiré cuando llegue a casa.

Voy a prepararme para partir.

Atentamente, Karouht.

Mi Extraña Sensación

Esta extraña sensación me persigue donde quiera que vaya, da igual que este rodeado de gente, solo en casa, paseando por la calle, jugando con mi perra o haciendo la compra. Es curioso, porque siempre me termina asaltando. Actúa como un animal inteligente que persigue y acosa a su presa hasta que consigue su premio, es incansable y surge de la nada, pero no lo hace siempre de la misma forma pues siempre surge en diferentes sitios y actuando de diferentes maneras, consiguiendo poliformarse en cada envite que acomete y echando por tierra mis mejores defensas. Si algo le sale mal, no se retira, simplemente improvisa y cambia.

De esta sensación no se libra nadie, de eso estoy seguro, pues se que en algún momento toda persona ha caído presa de su seno, desde el más ignorante hasta el más sabio e inteligente. Tristemente yo tengo una tendencia especial en caer en su cálida manta que me arropa y teletransporta a otros lugares, con otras gentes y con sueños diferentes, siendo consciente de que eso no es real, de que simplemente esta usando mi imaginación y mis deseos en contra mía, no soy capaz de resistirme a su intensa llamada.

Dicen que mucha gente padece esa sensación constantemente y yo, a estas alturas, ya no se distinguir si eso es una maldición o una bendición. No obstante prefiero mantenerme al margen, tanto de ese juicio como de esa sensación, pues no solamente desconociendo su objetivo y significado, prefiero no perder lo que tengo aquí y ahora.

Últimamente esta extraña sensación se esta haciendo cada vez más fuerte, no se hasta que punto me esta afectando pues no se cuanto de mi queda intacto. Lo que si que es cierto, es que cada día necesito un motivo diferente para intentar oponerme a ella, no a obligar a dejarme ya que no creo que sea posible, pero si para evitar que se apodere de mi en toda su plenitud y magnificencia. Vaya, he de despedirme, pues siento que ya llega, y no quiero que mi locura sepa que he estado hablando de ella.

Un día normal

Exther llevaba una vida normal, Trabajaba en el campo donde sembraba patatas, tomates y cereales varios. Su campo daba los mejores productos de la región y por ello tenia algunos enemigos, pero estos no se habían declarado abiertamente. Un día de estos, tan normal y rutinario pasó a ser un tanto extraño.

En primer lugar se encontró a Gergüik, el cuál se dirigió a sus tierras para plantearle una tregua. Todo el mundo sabía que Gergüik estaba celoso con la productividad del campo de Exther y por ello le sorprendió y extraño el ofrecimiento de tregua, pero a pesar de ello acepto, pues siempre es mejor la paz a la guerra. Más tarde se dirigió al cercano pueblo de Ligaz donde, después de vender sus existencias, se fue a visitar a Kohondar, un Enano que regentaba una taberna. Al entrar a la taberna encontró al Enano vendiendo su más preciada posesión a un Elfo Lunar, Exther le pregunto el motivo de la venta a su amigo y este le respondió que ya no quería conservar esa baratija. ?¿Baratija?? Kohondar había vendido su hacha, aquella que llevo a mil y un aventuras y la llamaba ?baratija?. Algo raro estaba sucediendo, pero no sabía el que.

Exther salio de la taberna en dirección a la iglesia, a durante el camino se fijo un poco más en la gente y se dio cuenta que hacían cosas que no eran propios de ellos. El mercader regalaba sus posesiones, el ganadero dejaba libres a sus ovejas, los paladines robaban en vez de proteger y el tonto del pueblo se paseaba leyendo los libros de la biblioteca. Al entrar en la Iglesia vio a los clérigos destrozando vidrieras, tirando símbolos y maldiciendo a su Dios. El pueblo entero estaba fuera de si o se estaba volviendo loco.

Exther cogió su caballo y se dirigió hacia su casa, pero durante el camino, el caballo, cambio la dirección y se fue directo a un barranco de 20 metros de profundidad, Exther intento frenar a su caballo pero fracasó en el intento y, no pudiendo hacer más, salto del caballo. Al caer al suelo, se dio un fuerte golpe en la cabeza y perdió el conocimiento.

Exther despertó en su cama, sudoroso y desconcertado. Cuando se calmo comprendió que todo fue una pesadilla, que no había ocurrido nada en realidad. Se levanto en la cama pues tenia que trabajar un poco en su campo y después ir al pueblo para vender su género, a la hora de estar trabajando levanto la vista y vio que se acercaba una persona. Era Gergüik.

El Allanamiento

Un estruendo resonó por la habitación, parecía el trueno de una tormenta veraniega, pero solo era el sonido de unas cacerolas al caer. Este sonido sobresalto a Kirt que se levanto inmediatamente, Acto seguido fue a investigar el ruido. Kirt vivía solo y no tenia animales de compañía, el hombre pensó que el estante donde guardaba las cacerolas había cedido y por ello se había producido ese estruendo.

Al llegar a la cocina Kirt vio todas las cazuelas, sartenes y cazos en el suelo, pero todos los estantes estaban en perfecto estado, sin saber como se sucedió tal desperdicio, comenzó a recoger la cocina y fue en ese momento cuando se fue la luz de toda la casa. Kirt se levanto del suelo a la voz de ??Fantástico? y se dirigió al quinto cajón de la cocina, donde guardaba una linterna. Al abrir el cajón descubrió que la linterna no estaba en su sitio, extrañado pensó ??Tal vez no la deje en su sitio el otro día?. Kirt se encamino hacia el sótano, donde estaban los fusibles, y al pasar por delante de la puerta del salón, vio una sombra que cruzaba; Fue aquí donde Kirt se empezó a amedrentar pero supo frenar sus miedos pensando que todo era pura sugestión, que su mente le estaba jugando malas pasadas. Cogió un par de velas y retomo su rumbo hacia el sótano.

Al Llegar al sótano descubrió que los fusibles habían desaparecido y, por el aspecto que tenia aquello, habían sido arrancados de cuajo. Kirt dio rienda suelta a su temor y corrió a la cocina para coger un cuchillo jamonero, mientras se trataba de tranquilizar un poco, se oyó otro gran estruendo, esta vez provenía de su despacho. Kirt Subió corriendo las escaleras porque por encima de todo lo que temía, estaba su trabajo, aquel al que le había dedicado más de 10 años de su vida, aquel el cual le costo amigos, amores y años de juventud. Al atravesar la puerta de su despacho vio el ventanal destrozado y faltaba su escritorio, junto al ordenador y los datos de su duro trabajo, entro despacio en aquel lugar y fue cuando sintió un fuerte golpe en la nuca, cuando descubrió que quien se coló en su casa, estaba en esa habitación.

Cuando volvió en si, se vio atado fuertemente a una silla y vio a su agresor mientras terminaba de extender un fuego por su despacho.
—Podrás matarme —dijo Kirt— pero no morirá mi trabajo conmigo.
—¿Te refieres a tu hermano? —replico el asesino— no debiste implicarle en tu proyecto.

El asesino saco una cabeza humana de su bolsa y se la tiro a Kirt, que horrorizado, dio un grito.
—Tu trabajo acaba esta noche —concluyó el asesino— así como también acaba el mío.

Tranquilidad

Hoy todo estaba tranquilo, solo una leve brisa se dedicaba a mover grácilmente la hierba de aquel extenso campo y no había más sonido que el de los pájaros revoloteando por el cielo. Hoy el sol bañaba con su luz aquel campo repleto de tranquilidad y solo el Sol ere testigo de que el día anterior esta tranquilidad fue truncada por el entrechocar de las armas de una violenta batalla.

El gran astro no lograba entender porque, aquellos que se consideraban racionales, se peleaban por un pedazo de tierra que nunca iban a ocupar. Mientras que vigilaba su campo preferido pensaba que el ser racional no se daba cuenta que quien mandaba era su madre. Si su madre se enfadaba todo lo que estaba a sus pies se estremecía, si se enojaba todo volaba por los aires, su poder de destrucción era mayor que cualquier arma que pudiera usar el hombre, pero por fortuna para el, La Madre Naturaleza no solía llegar a esos extremos.

Con estos pensamientos el Sol dejo paso a su hermana, para que pudiera disfrutar de la tranquilidad de aquel campo.

Ayer

Ayer por fin desperté. Miré a mi alrededor y lo que vi me resulto extraño, aquel no era el sitio donde me pare a descansar, donde pare a cerrar los ojos un momento. Todo parecía lúgubre y un tanto siniestro, tal vez fuera por que todo estaba oscuro, solo conseguía distinguir una silla, una silla vieja y astillada. Me levante y pude ver que donde yacía era un colchón viejo y destartalado, avancé un poco y vi una puerta desencajada. Salí al pasillo y reconocí la casa, era mi casa, pero estaba deshabitada y parecía que allí no había vivido nadie en muchos años.

No comprendía nada ayer, cundo fui a mi habitación para descansar un poco antes de cenar, todo estaba en orden, pero ahora temo que tal vez haya dormido demasiado, pero ¿cuanto?

Salí a la calle y en ella no había ningún rastro de civilización alguna, solo había maleza. Al instante noté una punzada en el pecho, fui a protegérmelo con la mano, Tal y como todos hacemos debido a un acto reflejo y noté un palo largo redondo y liso. Era una flecha, alguien me había disparado una flecha. Mire en la dirección de donde provenía el disparo y vi una figura, no se que era pero estoy seguro de que no era humana. Fui perdiendo visión poco a poco, me costaba respirar, caí de rodillas...

Apertura

Hola a Todos:

Esto es simplemente para ir saludando, ver como funciona esto y hacer una declaración de objetivos.

Por lo primero que debo empezar es explicar el porque de abrir... esto:

Realmente no se el motivo de la apertura y eso que lo he hecho hace poco. Sin embargo decidí que podría ser buena idea el sitio para dejar cosillas.

Entre otras cosas allí irán a parar los relatos que he ido escribiendo... eso y alguna que otra parida o cosas sin sentido o que no vengan a cuento. (como esto).

Bueno.... vamos a inaugurar :)